La cura para el coronavirus


Hola amigos de Palabras Esmeraldas, espero que estén teniendo un excelente día y que ustedes y cada miembro de su familia se encuentre bien.

El día de hoy he querido tomarme unos minutos para hablarles de algo que quizás ya muchos de ustedes saben, porque muchos de ustedes ya han despertado y otros ya están en camino a iluminar sus vidas. Lo que quiero plantearles, es en referencia al Coronavirus o Covid-19, pues es el tema principal en todos los noticieros y plataformas de redes sociales. 

Mi intención no es hablarles de lo que ya posiblemente han escuchado en las noticias o por las redes sociales: prevención, número de infectados, etc. Mi propósito es hacerles llegar un mensaje más positivo, algo que nos ayude a todos a entender con más profundidad de lo que se trata el Coronavirus. 

Muchos de los que estudian numerología, astrología, o cualquier otra rama de la espiritualidad, saben que este año, el 2020, es un año de cambios, de sacudidas, de una vibración fuerte.  Es decir, el 2020 es el año —como le digo yo— del ¡ya basta! Si analizamos su comienzo, nos percatamos que el 2020 empezó dándonos  donde nos duele y provoca: crisis humanitarias en América del Sur, fuertes tornados en partes de EE.UU., temblores en Puerto Rico, protestas sociales en varios países y, para darnos una sacudida más, ahora llega el Covid-19.

Es cierto que los desastres naturales y las epidemias han existido desde siempre, pero nuestra actitud sigue igual o quizás peor que antes. La vida nos ha dado oportunidades para “despertar” y no hemos hecho mucho caso, quizás por el egoísmo que nos consume, tal vez porque nos creemos supremos. Es justo el  egocentrismo desmedido la razón de esta publicación. 

El coronavirus, en mi opinión, no es el villano de esta historia. Creo que el villano principal es el excesivo egoísmo que destilan algunas personas, incluidos los gobernantes de ciertas naciones. Pero, no quiero enfocar esta publicación en buscar un culpable por la situación actual… no importa si el virus se originó en china, si lo fabricaron en un laboratorio, si es una mentira de los gobiernos para crear un nuevo orden mundial, ¡qué importa!

Por un momento debemos de dejar de culpar a otros por todo lo que pasa. Porqué mejor no nos enfocamos en resolver el problema, en combatirlo con la única cura que hay hasta el momento: la solidaridad.

Si, usted ha leído bien. Hasta la fecha, lo único que puede ayudar a mitigar el virus es su solidaridad, su cooperación, su compasión.  El coronavirus ha venido a recordarnos lo que revivimos en momentos de catástrofe, pero que se nos olvida una vez ha pasado la tormenta: el amor es la única fuerza inmune  a cualquier calamidad.  

He visto personas decir que este virus es una mentira más de los gobiernos; otros han arrasado con cuanto papel de baño, desinfectante y productos básicos hubiesen en el supermercado, olvidándose de los demás, porque no han pensado que en esta guerra no solo un grupo debe estar limpio. Para salir de esta nos necesitamos todos, sanos, enteros y compasivos.

Que esta sea una oportunidad para volver nuestra mirada hacia el interior, hacia ese rincón de nuestra alma que alberga la bondad que tanto necesita el planeta para subsistir. Somos más fuertes cuando trabajamos unidos por un mismo propósito. Una vez más, el villano aquí no es el coronavirus aunque haya enviado ya a unos cuantos al Huerto del Señor.  Aquí todos somos responsables de cada cosa que pasa, de cada hoja que cae de un árbol, de cada animal que a diario muere. 

Por tal motivo me atrevo a invitarte a ti que haces reiki, que meditas, que haces biomagnetismo, que conoces de medicina natural, que tocas un instrumento o que simplemente quieres hacer la diferencia, ofrece tu compasión, tu solidaridad y buena vibra a los demás.

A ti que compraste rollos de papel demás, que compraste alcohol y desinfectante demás, aprovecha y regalale a alguien... ponte en el lugar de aquellos que no tienen nada y piensa en como te sentirias si fueras tú el que carece. Compartamos lo que tenemos. Conectemos con nuestros familiares y dediquemos tiempo a reconocer la grandeza que cada uno lleva por dentro. Si lo único que se nos pide es que seamos pacientes y que nos quedemos en casa para no contagiarnos e infectar a otros, entonces no desafiemos  a las autoridades creyéndonos invencibles. 

Tengamos paciencia con todo esto. Seamos conscientes. Hoy quizás estas bien, pero no sabes cuando necesites la ayuda de alguien. Dejemos a un lado el egoísmo porque esto se trata de ser más empáticos, más amables, más humanos. Esto se trata de volver a conectar con nuestra verdadera esencia que es el amor. El mundo necesita de tu amor.

Gracias por leer Palabras Esmeraldas. Namaskar.

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